viernes, abril 27, 2001

Siglo XX: Consolidación de la Minería

Segunda Parte
Historia de la Minería Chilena
Siglo XX: Consolidación de la Minería


Durante los siglos anteriores varios fueron los metales que se explotaron, unos tuvieron su etapa de esplendor y se extinguieron rápidamente, como el oro y la plata. El carbón, el cobre, pero particularmente el salitre, proporcionó bienestar económico, una efervescencia social inusitada e inyectó optimismo al país para incursionar en mercados extranjeros. La ilusión del polvo blanco fue, sin lugar a dudas, el principal producto minero del siglo XIX.
En las primeras décadas del siglo XX, comienza a tomar importancia el cobre, poco a poco va tomando protagonismo: políticas estatales ponen mayor énfasis en regular la actividad minera, el importante papel que juega el Estado, el rol del Ministerio de Minería, empresas e instituciones ligadas al sector, junto con el desarrollo sostenido de la actividad, indican que Chile seguirá abasteciendo al mundo en cobre y otros metales durante muchos años más.

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El Salitre

La industria salitrera continuó a principios de este siglo con el mismo empuje e importancia que tuvo a fines del siglo XIX, llegando a producir 2.500.000 toneladas de nitrato en 1910, cifra que se mantiene hasta comienzos de la Primera Guerra Mundial.
La economía chilena del período 1900-1930 giraba en torno al salitre, exportando en grandes cantidades a Europa, Reino Unido, Alemania, Francia, y Estados Unidos, donde era usado principalmente como fertilizante.

Un nuevo avance se registró durante este siglo, con el denominado sistema Guggenheim, caracterizado por la electrificación y mecanización de la totalidad de las faenas, el empleo de menor mano de obra y la aptitud para procesar caliche de leyes de hasta un 7%.
Desde comienzos del 1900, se había logrado producir amoníaco sintético por el proceso Haber-Bosh, en Alemania. Este fue usado en la fabricación de salitre sintético, producto que desplazaría en gran medida al salitre natural de Chile por su menor costo.
La crisis económica de 1930 provocó el cierre de un número importante de oficinas salitreras. Desde esa fecha, la competencia del salitre sintético deterioró notablemente la situación del salitre natural, que en el transcurso del siglo fue cediendo gradualmente su lugar al cobre como principal producto de la minería nacional.

Cabe mencionar que hacia 1900, la propiedad de las oficinas salitreras estaba mayoritariamente en manos extranjeras, en particular británicas. El Estado chileno obtenía su participación a través de los derechos aduaneros de exportación que cobraba en los puertos de embarque. Ya en 1900 estos impuestos cubrían el 56,29% de las entradas fiscales. En las dos siguientes décadas, la tradicional unión económica de Chile con Gran Bretaña y Alemania comenzó a debilitarse, no sólo en lo relativo al comercio internacional, sino también en las inversiones y préstamos. Así fue que, de una dependencia británica se pasó a una dependencia norteamericana, ya que empresas estadounidenses adquirieron intereses industriales en Chile, en áreas de energía, transporte urbano y, especialmente, de la minería del cobre.


El Cobre
En 1902, W. Braden adquirió el mineral de El Teniente, que llegó a transformarse en una gran empresa en 1912. Cuatro años más tarde, el grupo Guggenheim se hizo cargo de Chuquicamata. En 1900 las inversiones norteamericanas alcanzaban en valores nominales a cinco millones de dólares y en 1920 llegaban a 200 millones, de los cuales 150 correspondían al cobre.
Por otra parte, es preciso destacar que hasta 1920 el capital extranjero siguió dominando la industria del salitre tanto en lo que se refiere a su producción como a su comercialización y transporte. Pero no sólo en el salitre y el cobre dominaba el capital foráneo, sino que en 1915 un tercio de los establecimientos manufactureros, según estadísticas oficiales, declararon que su capital era extranjero.

El colapso del año 30 baja la demanda y el precio del cobre, llevando la producción a sólo 103.000 toneladas el año 1932. La situación anterior se superaría con el advenimiento de la Segunda Guerra Mundial, durante la cual la producción chilena sube hasta 498.000 toneladas el año 1944. Es importante mencionar que la contribución del cobre chileno fue del 18% del total consumido en el conflicto bélico. Por aquellos años, Chile ya era el segundo productor de cobre del mundo.

En los años siguientes, el Estado chileno pone en práctica nuevas políticas respecto a la actividad minera, especialmente en la gran minería del cobre, para favorecer el interés nacional. Por ello, en 1955, se formula la llamada Política del Nuevo Trato (New Deal), que busca aumentar las inversiones de las empresas de la Gran Minería, a partir de menores impuestos y del aumento de la producción, la cual sube de 355.400 toneladas al año en 1954, a 488.400 en 1956.

Mas tarde, en el año 1964, bajo el gobierno del Presidente Eduardo Frei Montalva, se perfecciona dicha política con la llamada “Chilenización”, en que nuestro país se asocia mayoritariamente al capital norteamericano, toma en sus manos la comercialización del cobre y se realizan importantes inversiones para expandir la producción. Posteriormente, en 1971, bajo el gobierno del Presidente Salvador Allende y mediante una reforma constitucional, aprobada unánimemente en el Parlamento, se completa el proceso de nacionalización total de las empresas de la Gran Minería.

Simultáneamente la Pequeña y la Mediana Minería evolucionaron favorablemente al crearse, en el año 1927, la Caja de Crédito Minero, cuyo objetivo principal fue fomentar la Pequeña y Mediana Minería de oro y de cobre, por medio de la instalación de agencias compradoras de mineral y la construcción de plantas de beneficio, tanto de flotación como de lixiviación. Posteriormente, esta organización pasó a denominarse Empresa Nacional de Minería, la cual además de ser compradora de minerales, cuenta con plantas de concentración, dos fundiciones y una refinería electrolítica.

Otra institución relevante para el desarrollo de la minería y estímulo de la actividad productora nacional, ha sido la Corporación de Fomento de la Producción, CORFO, creada en 1939, como respuesta inmediata ante la emergencia de un terremoto ocurrido ese año, y como expresión de un modelo de desarrollo que pretendía consolidar al Estado como promotor y gestor de un proceso de industrialización, con dos objetivos: la “sustitución de importaciones”, a través de un desarrollo técnico-económico estable; y la generación de un proceso de mejoramiento de los niveles de vida y reducción de los altos índices de cesantía, generados por la crisis del año 30.

El gobierno de la época, llamado del Frente Popular, estaba convencido que los recursos naturales del país eran más que suficientes para acrecentar la capacidad industrial y al mismo tiempo sostenía que esto no sería posible sin elaborar un plan general de fomento de la producción, que pudiera hacer frente además, a problemas como los de la balanza de pagos, la escasa capitalización nacional, el insuficiente crecimiento de la producción agrícola, la pequeñez del mercado interno, la escasa formación técnico profesional, entre otros. Emprender esta tarea requería de una solución global, que sólo podía encarar el Estado y no la iniciativa privada, cuya capacidad de capitalización había sido hasta entonces insuficiente.
En ocasiones, el Estado asumió directamente un papel empresarial, realizando obras de gran envergadura, como:
Empresa Nacional de Electricidad S.A., ENDESA (1944), a la que correspondió la construcción y explotación de diversas plantas eléctricas.
Compañía de Acero del Pacífico, CAP (1946).
Empresa Nacional del Petróleo, ENAP (1950).
Industria Azucarera Nacional S.A., IANSA (1952).
Hoy todas estas empresas han sido privatizadas, con la sola excepción de ENAP.

Otros Minerales
Volviendo a la historia de la minería en el siglo XX, más allá del salitre y del metal rojo, es preciso referirse a otros productos, como el molibdeno, el hierro, el carbón y el petróleo.
El molibdeno se comenzó a recuperar en el país a partir de 1939, en El Teniente. En 1950, su producción llegó a 1.000 toneladas por año. Posteriormente, en 1960, se instalan plantas de recuperación en El Salvador y Chuquicamata, con lo que la producción subió a 4.600 toneladas por año en 1966. Más recientemente, en 1975 y 1977, se instalan nuevas plantas de recuperación en Chuquicamata y Andina, y la producción nacional de molibdeno supera a las 10.000 toneladas por año, colocando al país como tercer productor mundial.

La minería del hierro, muy poco desarrollada en el siglo anterior, alcanzó una mediana importancia al ponerse en trabajo el mineral de El Tofo, en la provincia de Coquimbo. Su producción anual era de 2.000.000 toneladas de mineral de hierro con ley mayor de 60%. Con posterioridad y el año 1950 comenzó a operar la industria siderúrgica Compañía de Acero del Pacífico, CAP, que adquirió el mineral de El Algarrobo y luego el de El Tofo. A partir del año 1950 se intensifica la exportación de mineral de hierro, llegando a 12 millones de toneladas exportadas del mineral por año. Más tarde, las exigencias de calidad impuestas por los compradores han hecho disminuir la exportación de mineral bruto y exportar una materia prima más enriquecida como es el pellet. La planta pelletizadora de Huasco tiene una capacidad de producción de 3.500.000 toneladas de pellets anuales.

En cuanto al carbón, podemos señalar que a principios de siglo, aumenta su producción de 700.000 a 1.000.000 de toneladas por año, siendo usado principalmente en las salitreras, ferrocarriles, barcos minas y metalurgia. La producción de carbón de los años 50 era de 2.000.000 toneladas por año, sin embargo, el costo de producción aumentó debido al alejamiento en los frentes de mineral, especialmente en Lota y Schwager, al alza de jornales y a las inversiones necesarias para mecanizar las faena. Todo esto, unido a la menor demanda ocurrida con la electrificación de los ferrocarriles y al uso de petróleo como energético, hicieron descender el consumo de carbón bajo 1.000.000 toneladas por año. Bajo este panorama poco alentador, la carbonífera finalmente cerró sus faenas en 1996, en medio de protestas de los trabajadores y sus familias por el término de una actividad propia de la octava región. Como medida paliativa ante la cesantía, el gobierno aplicó un plan de reconversión a los ex trabajadores que no dio buenos resultados, por consiguiente trajo la migración de muchas familias hacia otras ciudades en busca de nuevos puestos de trabajo, otras siguen viviendo en la localidad de Lota, bajo una situación económica muy precaria.

En lo que se refiere al petróleo, a comienzos de siglo se realizaron varias exploraciones, pero a partir del año 1929 el Gobierno, a través de la Superintendencia de Salitre y Minas, realizó investigaciones importantes en Magallanes. En 1938 se dictó una ley que dejaba la exploración y explotación del petróleo en manos del Estado. El primer resultado exitoso se obtuvo el año 1945 con la salida del primer pozo en el campo de Springhill. Cinco años más tarde, se creó la Empresa Nacional del Petróleo, que llegó a producir durante un tiempo 2 millones de m3, con un máximo de 2.177.000 m3, encontrándose actualmente en franca declinación, lo que ha motivado exploraciones en otros lugares del país, especialmente en la zona norte, sin resultados positivos hasta ahora.

Escrito por Carolina Fernández Oliveros

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